miércoles, 25 de junio de 2014

Día 14: Estás en todas partes.

¿Sabes, Blanca?
Dicen que los buenos días
son,
sin lugar a dudas,
los que amanecen con tu reflejo
en las pupilas del ser amado.

Que los mejores versos ya están escritos
y que los besos no son ya como antaño.


Pero es que 
para mí,
no son necesarios reflejos en pupilas
- que por cierto son negras, y no blancas -
para amanecer bien
si en toda la noche
no he sentido la ausencia de tus ojos en los míos.

Tampoco son necesarios versos
mejores que los tuyos.
No le tengo miedo al folio en blanco: lleva tu nombre implícito en su color.
Ni los besos pasados
son necesarios ya
si tengo guardados
nuevos por besar.


Dicen también
que las nubes tienen forma de nube
y nada más.
Que el aire no habla,
ni susurra,
ni grita,
y ni tan siquiera sugiere
tu nombre al viento.

Pero es que me importa poco
o nada
lo que digan los sabios de mentes lúcidas,
mientras las nubes sean blancas
el viento siga dibujándose como blanco
y el aire me siga trayendo tu nombre, Blanca
en voz alta, susurro o silencio, me da igual.

Blancos los folios,
blancas las nubes,
blancos los sueños,
blancas las casas
de paredes blancas,
blancos los besos.

Blanca la sonrisa de un niño,
blanca.
Blancos los dientes de tu boca,
Blanca.
Blanco por doquier.
Estás en todos lados,
Blanca.

Y es maravilloso.



Pues eso.