jueves, 19 de junio de 2014

Día 8: Te veré, me verás, nos veremos.

Como si de un servicio médico privado se tratara, con antelación inusitada, he recibido cita médica para poner a prueba la salud de un sistema circulatorio no sólo coronado por un corazón que de entrada ya no me pertenece, sino que además incluye todo un sistema nervioso y motor que se postrarán ante tus ojos y sonrisa, una vez más, para que los estremezcas a tu merced.

No veo el momento en el que poder, por fin, rodearte con mis brazos y, quién sabe, besarte en algún lado. Cualquier fragmento de piel me será más que suficiente. No menos cierto es que aguardo esta situación con un tembleque fruto de estos 4 años en los que los abrazos han sido nefastos, extraños, forzados e insuficientes, a excepción de uno. Que este único abrazo realmente sentido y apretado fuera a la vez despedida de un duro año de golpes, recaídas, falsas despedidas e interminables recuerdos, y comienzo de un nuevo año de sinsabores, sinolores, sin vernos ni hablarnos, sinsentidos con un supuesto sentido, el cuál no hemos alcanzado: olvidarnos; que este único abrazo realmente sentido, decía, fuese punto de inflexión, sólo confirma la regla de la cuál él es excepción.

Retomo el título que encabeza este día: nos veremos. Y no será este encuentro igualable a los últimos encontronazos ya pasados.

Canción del día: ¿recuerdas cuando te contaba lo peliculero que era? Siempre soñando despierto, imaginando situaciones reales o inverosímiles. Posibles encuentros a los que ponía voz y oído, frases elocuentes e incluso ingeniosas, al más puro estilo de la pantalla grande. Sí, seguro que lo recuerdas. Sigo así, para qué cambiar, ¿no? Y para este reencuentro no hago más que imaginarme aparcando frente a tu puerta y acercarme a ella con esta canción de fondo.


P.S.: Te lo contaré después, pero es la primera noche que no perdemos el uno en el otro desde hace una semana, y pese a duplicar las horas de sueño, me he levantado hecho mierda. Súmale la ausencia de un buenasnoches y un buenosdías, y verás unas bonitas ojeras subrayando mis ojos. Sí, es verdad, ni noches ni días serán buenos hasta que tú digas lo contrario.

Pues eso.