lunes, 30 de junio de 2014

Día 18: Se me agota el tiempo.

Se me acaba el tiempo pero no las palabras. Y ese es el problema. Porque el problema nunca son las palabras. El problema nunca es el amor, el desamor, las inmensas ganas de ti o la ausencia de ellas. El problema es, y será, y fue también, siempre el tiempo.
Volviendo al presente, la escasez de tiempo me crea un cuello de botella en la garganta, anudando ideas y entorpeciendo el flujo de palabras. No más de esta tarde deberé dejar de escribir estas misivas para hacértelas llegar. 
Y ahora que veo que llega al final, las anécdotas que debieran servir de sustento para mis cartas se me agolpan en las manos, intentando salir todas a la vez y no consiguiéndolo ninguna de forma coherente. 

Una roca vacía no es más que un pedrusco lleno de recuerdos. Ni menos.

Y es una putada. Porque salen solas,


El recuerdo de una comida con vistas a la catedral.

sin que yo pueda elegir cuál

Dame un becito.

va delante, y cuál va detrás.

Y ahora que lo pienso, no sé si esto, sinceramente, es realmente una putada o algo maravilloso.
Porque he intentado que las imágenes que ya tenemos no aparezcan con excesiva asiduidad, pero es que dejar de recordar es imposible cuando se trata de tus ojos, y qué quieres que te diga, un paseo por Cádiz da para mucho. Entre explicaciones y anécdotas históricas no podía evitar situarte entre tantas esquinas aún deslumbradas por tu sonrisa. No puedo evitar entrar en una gruta rocosa en medio de un parque y no recordar que fue un escondite perfecto para nuestros besos. Tampoco puedo evitar que una roca deje de evocarme imágenes por muy hundida que esté en el agua de una alta marea. Y bueno, ya sabemos ambos que nada tiene que envidiar una bolsa de hamburguesas y patatas a un restaruante si el sonido del oleaje nos pone el hilo musical en plena espalda de la catedral.


Qué bonito el viento cuando te sacude las vergüenzas.

Este puede parecer el fin. Al menos de estas letras. Pero no lo es para nosotros.
Se me agota el tiempo, y se quedan seguro palabras en el tintero. Pero ya va siendo hora de terminar.
Entre tanto que estas cartas te llegan, seguiré en la estacada luchando contra mis demonios, y quizás hasta pueda con los tuyos.

Canción del Día 18: en menos de dos semanas nos vemos, y ése será el verdadero final. Ése será el capítulo que cierre este anecdotario. Y lo escribiremos entre ambos. Mientras tanto, seguiré adelante hasta el final.

Pues eso.