Esa irradiación de felicidad, exultante para mí, insultante para los infelices, llena de luz, y no exagero, las noches que paso insomne ultimamente.
No hay manera literaria de expresar lo contagioso de tu sonrisa si es al pensar mi nombre. Se me quedan cortos los versos y estrofas, y no hay poema que me parezca suficiente.
Es cierto que donde duele, inspira. Pero no es cierto que la poesía al desamor sea mejor que la de enamoramientos corrientes, atípicos, juveniles o en la madurez. Simplemente el amor se nos viene grande ante el papel, y no hay mano que nos deleite con una composición digna del mismo.
Canción del día: la que por nombre lleva esta entrada.
No me acostumbro a la idea de poder ser uno de nuevo. Pero sigue así, tan tú cuando los besos acunaban nuestros labios, que menos me acostumbro aún a sentirte desaparecer de nuevo.
Pues eso.